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04/12/2024

Política aérea: balazo en el pie

Rosario Avilés / Martes, 30 Enero 2024 - 01:00

La decisión del Departamento de Transporte de los Estados Unidos (DOT) de no recomendar el refrendo de la inmunidad antimonopolios para que la alianza entre Aeroméxico y Delta siga adelante, es sólo la consecuencia de una serie de desencuentros entre los gobiernos de México y EU en materia de transporte aéreo. 

Todo inició cuando la recién nacida Agencia Federal de Aviación (AFAC) en el 2020, en plena pandemia, cambió de director en medio de la Auditoría de Seguridad Aérea que cada diez años realiza la Administración Federal de Aviación (FAA). El cambio no se debió a que alguien estuviese descontento con el primer director de AFAC, Rodrigo Vázquez Colmenares, o a que la dicha auditoría no estuviese fluyendo bien, sino a que el nuevo titular de la SCT (hoy SICT) quería deshacerse del equipo del exsecretario Jiménez Espriú y poner a su propio grupo de confianza. 

No contaba con la creciente influencia de la Secretaría de la Defensa que, a la postre, introdujo en el renglón de aviación civil a un militar en retiro.  Sin demérito del general Rodríguez Munguía, pero con los pies en la tierra, era obvio que la auditoría iba a fracasar. Se ha dicho hasta el cansancio que los códigos civil y militar no están escritos en los mismos términos. La aviación militar es de jerarquías y de cumplir órdenes sin cuestionar; la aviación civil es transparente, de procesos y de espíritu crítico. 

El resultado mantuvo a la autoridad aeronáutica mexicana en Categoría 2 durante 26 meses y con pérdidas que nadie se ha atrevido a contabilizar, pero que tardaremos años en recuperar. Pero ese no sería el único capítulo de esta historia. 

La decisión unilateral del gobierno mexicano para trasladar las operaciones exclusivas de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en un plazo perentorio y prácticamente sin consulta real ni derecho de réplica, motivó las primeras comunicaciones del DOT con el gobierno federal a través de la SICT. El evidente malestar de las autoridades de EU fue desestimada por sus pares en México y esto se repitió en otras ocasiones: a nadie le gusta que lo peluseen, pero menos al gobierno estadounidense. 

La gota que derramó el vaso fue la restricción de slots en el AICM que, si bien no significa que las aerolíneas de EU reduzcan sus operaciones en este segundo recorte, sí implica que no podrán ampliarse los vuelos al aeropuerto más importante del país, justo el que encabeza las rutas que se negocian en el bilateral de aviación. Sin certezas no se puede planear y menos en aviación.

Lo peor que podría pasar en este caso, sin embargo, es que el gobierno mexicano vuelva a equivocarse y piense que este asunto sólo le afecta a Aeroméxico, aerolínea que -es bien sabido-, no goza de la simpatía de la presidencia. El hasta ahora mercado bilateral de aviación más importante del mundo, con 35 millones de personas y millones de dólares de intercambio, se verá obstaculizado. 

Flaco favor harían quienes no entiendan de aviación y no le adviertan al Ejecutivo que esto es un problema para el país, que sigue perdiendo oportunidades de crecimiento y ahí está el expediente Viva Aerobús-Allegiant para confirmarlo. Sin duda, un balazo en el pie. E-mail: [email protected]

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