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Mucho se ha comentado la crisis de calidad y credibilidad del fabricante de aeronaves estadounidense Boeing, crisis que encontró su punto de inflexión con los accidentes del Boeing 737 MAX de Lyon Air y Ethiopian Airlines en 2018 y 2019. A partir de ahí, la armadora de aviones que se disputa el mercado de aeronaves comerciales con Airbus, no ha visto la suya.
Desde el primer período de Trump en 2018, ya se había solicitado la renovación del avión presidencial, el Air Force One, -llamado así cuando transporta al presidente, tal como en México se llama TP-01 cuando un avión, sea el que sea, transporta al primer mandatario- que, en este caso, debería sustituir a los viejos Boeing 747 de 35 años de antigüedad.
Desde luego que el constructor de las aeronaves que transportan a los presidentes de Estados Unidos siempre ha sido Boeing, una empresa icónica para ese país pero que, a últimas fechas, ha caído en una espiral de pérdidas, retrasos, problemas técnicos y descrédito, que hacen difícil que cumpla con este compromiso.Como en diversas áreas de la administración, Trump encargó a Elon Musk supervisar la entrega de los nuevos aviones gemelos, porque los aparatos de transporte presidencial en EU deben ser siempre dos idénticos ya que actúan en redundancia, como una oficina oval alterna con todo el equipamiento de comunicaciones y preparado para repeler incluso ataques de misiles y radiaciones nucleares.
Las aeronaves tienen un retraso de al menos 5 años. Originalmente estaba programado que se entregaran en 2024 pero ahora, crisis administrativa y de operación de por medio, podría entregarse hasta 2029, si todo va bien.
El enojo de Trump no se ha hecho esperar, pese a que el grueso de los retrasos en la entrega tienen que ver con las especificaciones que planteó su primer gobierno en 2018. No obstante, todo parece indicar que Musk los estará presionando para ver si con ello logran abatir tiempos, aunque ello signifique sacrificar algunos sistemas que tienen que ver con la seguridad de los aparatos.Mientras tanto, el presidente de EU ha sugerido que si la Boeing no va a lograr entregar pronto las aeronaves, él podría recurrir a la compra de otra, aunque sea usada. Desde luego que descartó adquirir uno de Airbus, pero sugirió que podría recurrir a otro fabricante (las opciones son tan pocas y tan peregrinas como armadoras rusas o chinas, lo cual estaría en flagrante contradicción con su eslogan de: ”Make America Great Again”).
Sin embargo, se supo que hay un B747 edición de lujo, de una familia de Qatar, que podría adquirirse “mientras tanto”. Lo cierto es que esto resultaría también muy complicado por las adecuaciones que se deben hacer al aparato para que esté en condiciones de volar al presidente. No en balde hasta el mismo Trump considera al avión presidencial como un símbolo de poder y de la hegemonía de un país que es capaz de recrear un bunker en el espacio aéreo.
Musk ha estado presionando a la compañía con sede en Seattle, Washington, para ver si, al menos, puede hacer entrega de uno de los gemelos antes del plazo previsto de 2029. Se ve difícil pero no es imposible. E-mail: [email protected]
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