A menos de dos meses del cierre del actual sexenio, la administración de López Obrador tiene varios pendientes que no han sido concluidos de la manera que se esperaba. Hablamos de temas que son importantes para la agenda del sector transporte aéreo y que no se ve cómo, en menos de 60 días, puedan concluirse de forma satisfactoria.
En primer lugar, hablamos de la “compra” de los activos de Mexicana de Aviación. Si bien se llegó a un acuerdo en principio con los sindicatos y las asociaciones de empleados de confianza y jubilados, que cerró en 815 millones de pesos, hasta el momento sólo se pagaron 407 millones por la compra de la marca Mexicana, la cual está siendo usufructuada por la empresa aeronáutica del Estado Mexicano, en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Este 6 de agosto se cumplirá un año desde que se llegó al acuerdo de compra y el segundo pago, previsto originalmente para octubre del 2023, no ha llegado todavía. Lo peor es que se dice que la “culpa” la tiene la asociación de Jubilados cuando el año pasado, mágicamente, se logró un acuerdo con ellos que en este año, no se sabe por qué, se atoró otra vez y no hay poder humano que lo destrabe.
Los más afectados son los extrabajadores de Mexicana que además de recibir una bicoca por una empresa que llegó a valer más de 500 millones de dólares, hoy no pueden ni cobrar 400 millones de pesos.
El segundo pendiente en la agenda es precisamente la vocación de la nueva Mexicana de Aviación. Se ha dicho muchas veces que la competencia directa con Volaris, Viva y Aeroméxico es un enorme despropósito, sobre todo para una aerolínea que inicia operaciones y que aún no tiene ni siquiera claro su plan de negocios y su programa de flota bien establecido. Y la verdad es que para tener una empresa del Estado para la cual se justifique un generoso subsidio como el que se está planteando para Mexicana, el retorno en rentabilidad social debe ser importante.
Hay un gran número de rutas que están abandonadas y que podrían reactivarse con ánimo de darle a las poblaciones que pueden servir de ellas un impulso económico considerable. De norte a sur estamos hablando de todo lo que podría cubrirse desde Hermosillo: Tijuana, Chihuahua, Los Mochis, Culiacán, Guadalajara, Durango; así como Baja California: Ensenada, La Paz, Los Cabos, Guerrero Negro, Mexicali, etc., que en su momento fueron servidas por AeroCalifornia, AeroCalafia y Noroeste.
La zona del noreste: Victoria, Piedras Negras, Reynosa, Saltillo, Monterrey, San Luis Potosí e incluso Veracruz, toda lo que cubrió AeroLitoral. El sureste, con Mérida, Cancún, Tikal, Tulum, Chichén Itzá, Palenque, Tuxtla, San Cristóbal, Campeche, Ciudad del Carmen y Villahermosa. Además, está la región de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Edomex, que alguna vez fue servida por AeroCaribe y AeroCancún, Aeropeninsular, etc.
Y en el centro de la República, donde estuvo Aeromar está Ixtepec, Salina Cruz, Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas, Morelia, Querétaro, Bajío, Jalapa, Toluca y demás.
Todo este grupo de rutas hoy está descuidado a pesar de que debieran ser prioridad para un proyecto de aerolínea social. Ojalá que no nos queden a deber en esto, ya lo veremos. E-mail: [email protected]
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