Una de las grandes preguntas que deberían hacerse los equipos de campaña y las candidatas a la presidencia, es para qué sirve el transporte aéreo en un país como el nuestro y para qué sirven, también, los aeropuertos y la industria aeroespacial. De su respuesta dependerá en gran parte la futura conectividad del país hacia adentro y hacia afuera, industrias como el turismo y el comercio, así como la movilización de migrantes mexicanos en el extranjero (trabajadores de sectores tradicionales, pero también muchos profesionales de alta especialización que están en universidades y centros de investigación o empresas de tecnología que viven en diversos países del mundo, aprovechados por países que no son el nuestro).
Todos estos sectores son generadores de divisas y ayudan a nuestro país a salir adelante, aún más que industrias como el petróleo que ha dejado de ser el gran impulsor de riqueza. Hoy en día no podemos depender más de este insumo que más bien nos cuesta, pero los otros le están dando a México una enorme entrada de divisas que nos permite vivir mejor y dar empleo.
Esta fuente puede crecer y profundizarse, pero para ello es necesario que los gobiernos se den cuenta de que la aviación es más que los vuelos comerciales y es mucho más que pasajeros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). La industria aeronáutica puede -y debe- ser el gran impulsor del crecimiento y el desarrollo del país, desde las plantas de fabricación de partes, desarrollo de nuevos diseños, armadoras de aeronaves (así sean pequeñas); aeropuertos que contengan naves industriales, centros de mantenimiento y adiestramiento, grandes “hubs” de conectividad aérea y aerolíneas que en vez de disputarse las 20 rutas internas se dediquen a conquistar los continentes que pueden confluir en los aeropuertos mexicanos, que ya son hoy promesas de grandes hubs intercontinentales.
Pero para ello tendríamos que contar con gobiernos que abandonen la mentalidad aldeana de que los aviones son “para ricos” y que sólo sirven para ir de vacaciones. La verdad es que la derrama económica del transporte aéreo es enorme y otro tanto se puede decir de la industria aeroespacial, que está llamada a ser una de los tres grandes sectores de alto impacto en este siglo.
Si México no se pone las pilas, y en ello es fundamental entender que el nearshoring nos favorece de una manera especial, sería otra gran oportunidad perdida. Y los siguientes seis años son cruciales.
Por lo pronto, es urgente que se dé atención a los aeropuertos de la Zona Metropolitana del Valle de México. El AICM requiere inversión urgente y Toluca reactivación. El AIFA tiene que hacer promoción para atraer clientes y en el caso de Puebla urge darle una vocación que permite explotar su potencial económico y que puede ser estratégico.
Sobre ello, nos comentan que el senador Alejandro Armenta, quien aspira a gobernar Puebla, es quien mejor conoce el proyecto de expansión del aeropuerto Hermanos Serdán, que vendría a darle un empujón al sistema aeroportuario metropolitano y a la entidad. Los habitantes de los municipios aledaños Huejotzingo, Tlaltenango y Juan Bonilla, han pedido al senador que apoye con todo el proyecto. Los demás aspirantes no han vislumbrado el potencial. Estaremos pendientes. E-mail: [email protected]
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments