Esta semana se llevó a cabo en Cancún el Foro de Líderes de la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo (ALTA), donde se dieron cita los principales directivos de las aerolíneas de la región y otros líderes de la industria para comentar acerca de los obstáculos y oportunidades que vive el transporte aéreo en estos tiempos.
Uno de los más relevantes es la necesidad de cumplir los compromisos del sector con la descarbonización (o sea, reducir sustancialmente las emisiones de CO2 a la atmósfera) para lo cual, entre otras cosas, se estableció en su momento el programa CORSIA (Esquema de reducción y eliminación de Carbono de la Aviación Internacional), que es un planteamiento gradual de reducción de emisiones de CO2 con la idea de que en 2030 exista un nivel del 50% y que en 2050 el nivel sea cero (NetZero).
Para cualquiera que observe los fenómenos climáticos recientes, es obvio que el mundo no puede soslayar el cambio que se está dando en la hidrometeorología a nivel global (sólo pensemos en Acapulco, donde esta misma semana el huracán Otis pasó de categoría 1 a 5 en unas cuantas horas, por lo cual fue casi imposible prepararse para enfrentarlo). Por poco que el transporte aéreo signifique a nivel mundial las emisiones de CO2 (entre 2 y 2.5%), la forma como se realiza esta emisión (transeúnte) hace que la contribución a la descarbonización sea muy importante.
El problema es que, como en todo, los seres humanos queremos tener lo mejor, pero pagar el menor costo posible por ello. El crecimiento de los viajes aéreos en los últimos años le debe mucho al esquema low cost, es decir, el llamado bajo costo permite que volar sea cada día más accesible para todos los segmentos económicos. Pero el bajo costo significa que se busca pagar lo menos posible en tasas aeroportuarias, en costos de combustible, en gestión aeroportuaria, en servicios de tránsito aéreo y de limpieza y otros cargos que tienen que enfrentar las aerolíneas.
Es decir, el costo bajo del boleto no permite que haya excedentes para el sobrecosto que hoy implica el Combustible Sostenible de Aviación (SAF) porque como hay poco y apenas se está empezando a producir en el mundo, no ha llegado a una economía de escala que lo haga rentable, y por lo tanto hay que pagar más por él en lo que se logra una masa crítica. Obvio: los países emergentes, como el nuestro, que ni siquiera producen SAF, tienen que pagar mucho por obtenerlo en el extranjero y sólo para aquellos vuelos que lo pueden adquirir desde el exterior. Es decir, faltan años antes de que lleguemos a una producción que los haga accesibles, así es que los compromisos de CORSIA estarán por ahora truncos.
Por otro lado, hay que anotar que en casos como Otis es muy claro porqué el cabotaje es una mala idea. ¿Alguien ha visto un avión extranjero apoyando a los damnificados? Por lo pronto, Aeroméxico hizo su puente aéreo para llevar productos y traer a viajeros varados en ese puerto.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]
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