Con el inicio del proceso de “selección” del candidato de Morena a la presidencia, se inicia formalmente la recta final de la presente administración. Según se sabe, ya no habrá nuevos proyectos de infraestructura, fuera de los que se aprobaron hasta el primer semestre de este año y sólo se dedicarán esfuerzos y recursos a terminar lo que ya fue programado.
Esto significa que no habrá cambios significativos en la red aeroportuaria (incluyendo el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México: AICM); muy previsiblemente se enfocarán todos los recursos a darle viabilidad al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), a pesar de que hasta ahora no se ha entendido que todo aeropuerto regional tiene un tiempo y una curva de aprendizaje, que al final puede llevarlo a una ocupación aceptable, pero que esto no se da por decreto y además, se espera que la nueva aerolínea del Estado, que puede -o no- llamarse Mexicana, efectivamente inicie operaciones el 1 de diciembre próximo, aunque no se sabe con qué oportunidad de éxito.
Respecto al AICM, es curioso que todos los involucrados en el sector aéreo, de un modo u otro, pretendan definir el rumbo que seguirá en el futuro. Hay, aparentemente, una promesa presidencial para transferirlo al Grupo Aeroportuario Casiopea, que también se quedará con otros 6 aeropuertos de los deficitarios que hoy pertenecen a Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), en cuyo caso sólo podrá ser ese Grupo o la Semar quien tenga la decisión de qué se hará con la infraestructura.
En teoría, la Semar estaría pidiendo que las deudas del AICM sean absorbidas por el gobierno federal. Estamos hablando de los muy famosos 4,200 millones de dólares (mdd) de los bonos colocados para construir Texcoco y que se negociaron a 20 años al cancelar ese proyecto. Cada año deben abonarse 460 mdd que salen de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), para lo cual la terminal aérea capitalina requiere un mínimo de 40 millones de pasajeros que paguen TUA, así es que seguir intentando reducir operaciones sería ruinoso, a menos que la Secretaría de Hacienda absorba el adeudo. Pero, además, también hay una deuda con la propia ASA, que hoy suma 3,343.6 millones de pesos (mdp), por la cual se pagaron 902.6 mdp en 2022 y este año se abonarán 596.5 mdp.
En fin, que la cosa no se ve fácil pero mientras tanto hay varios interesados en remodelar esta infraestructura, ya sea demoliendo el edificio antiguo de la Terminal 1 (de las posiciones 1 a la 18) o tirando la T2, o añadiendo una T3, o ¿por qué no?, reduciendo a 42 las operaciones por hora, esto para que el AIFA se vea “fortalecido”, no importa que en el camino maten a la gallina de los huevos de oro.
Respecto a la Mexicana verde olivo, aún no se sabe bien cómo funcionaría. Se habla de un proyecto regional y otro troncal, de usar los aviones que eran del Estado Mayor Presidencial y que no se vendieron (hay de todos tamaños, alcances, edades) e incluso de contratar una empresa que haga todo y que se encargue de negociar flotas, empleados y demás. Nada está aún decidido, pero a menos de 6 meses de la inauguración parece que ya van tarde. E-mail: [email protected]
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments