Uno de los rasgos más impactantes de la aviación, es la cantidad de obstáculos que cada día enfrenta en su operación y cómo logra salir adelante a pesar de todo. En esta ocasión, la consultora OAG advierte de una nueva amenaza que se cierne sobre ella, con el incremento en el precio del combustible y los enormes retos para cambiar a energías limpias.
Los precios actuales están rondando los 103 dólares por barril, lo que los sitúa en los niveles del 2018. Esto no sería una mala noticia si la industria trajera el impulso y la solidez financiera que logró en la década anterior. Pero sucede que ahora está saliendo de la peor crisis de su historia y en medio de ello le asecha el incremento de un insumo fundamental que significa entre un 20 y un 27% de los costos, según la estructura de cada aerolínea.
El que el precio del combustible alcance este nivel (un 70% más que hace un año) significa para las empresas aéreas un enorme desafío, ya que la tan anhelada recuperación del 2022 se ha visto empañada por el rebrote del ómicron y una inflación galopante en las principales economías del mundo que, como sabemos, es un golpe directo al poder adquisitivo de los consumidores, usuarios del transporte aéreo que ahora deberán esperar mejores tiempos para viajar.
El frenar el consumo hoy, puede tener después el efecto de que la producción alcance a la demanda y por lo tanto lo precios bajen, pero mientras eso sucede el 2022 será otro año con graves problemas para la economía de las aerolíneas. La anhelada recuperación del 2024, tal vez llegue en el 2026.
Por otro lado, están los acuerdos de los países y de las aerolíneas para utilizar con más frecuencia y volumen los combustibles alternativos limpios (SAF). De acuerdo a la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), en 2022 el volumen total de producción de este combustible alcanzará un máximo de 100 millones de litros, es decir, un 0.1% de la demanda y aunque existe el compromiso por parte de las empresas de consumir más SAF y llegar al 10% para el 2030, este logro se antoja difícil porque el costo es alto y en un ambiente recesivo no hay mucho margen para hacerse ilusiones.
Sin embargo, la Unión Europea tiene el compromiso de llegar a un uso de 5% de combustibles limpios para el 2025 y de 10% para el 2030, en tanto que en Estados Unidos, la armadora de aviones Boeing acaba de anunciar la compra de 7.5 millones de litros de combustible SAF combinado con EPIC Fuels para las operaciones de sus aviones en los Estados de Washington y Carolina del Norte donde la empresa tiene plantas.
La idea es “descarbonizar” a la aviación en los próximos 20-30 años y desarrollar un nuevo modelo “limpio” no es nueva, lleva ya al menos 20 años de la mano de IATA y de OACI. Sin embargo, desde el principio se sabía que los primeros pasos llevarían tiempo y muchos recursos, hasta que se alcance el punto de equilibrio. La Boeing inició en 2008 los vuelos de prueba y anunció que a partir del 2030 sus aviones funcionarán al 100% con SAF.
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