La industria aeronáutica y aeroespacial mexicana, cuyos inicios datan de hace más de 50 años con la instalación de plantas en Baja California y después en Chihuahua, tuvo un punto de inflexión hace 13 años, con la creación de la Federación de la Industria Aeroespacial Mexicana (FEMIA) y más tarde, en el año 2010, con la creación de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), se abrió una nueva coyuntura para desarrollar y consolidar la industria.
Asimismo, se crearon áreas de oportunidad en la fabricación de satélites con mano de obra y tecnología mexicana, con lo cual esta agencia se convirtió en un vinculador e impulsor del sector aeroespacial ante el mundo. Sin embargo, la relación entre ambos organismos era un tanto distante hasta que, hace unos días, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes firmó un convenio con la FEMIA, a través de la AEM, para desarrollar empresas del sector aeroespacial con el fin de impulsar la creación de empleos y apoyar el posicionamiento de México en el escenario mundial.
La fabricación de equipo aeroespacial, que incluye principalmente la producción de aviones, partes, componentes y accesorios para ensamble de aeronaves, genera un impacto directo en diversas actividades económicas, porque les demanda insumos y también les vende productos.
Estudios realizados desde antes de la pandemia, señalan que las remuneraciones, es decir, los sueldos pagados a personal administrativo y operativo, así como sus prestaciones, mostraron una tendencia creciente y con mayor dinamismo que el Producto Interno Bruto (PIB) de la industria manufacturera.
Después de la crisis económica de 2008-2009, el PIB de esta industria creció 152% en términos reales, entre 2009 y 2017. En las últimas cifras (2018) se estimaba un crecimiento en volumen de producción aeroespacial con un promedio del 11% entre el 2017 y el 2023.
Pese a los efectos de la pandemia, en el rubro aeroespacial hay muchas oportunidades pues tan solo el segmento de la construcción de satélites representa un mercado de 12,500 millones de dólares. Por eso, una nueva etapa en el desarrollo de la industria espacial en México es de suma importancia para el crecimiento sustentable del sector a nivel nacional, ya que promueve la innovación, la inversión pública y privada, así como la generación de empleos de calidad. En este caso, se requiere también de un sector educativo que apoye el crecimiento. En los últimos siete ciclos escolares (hasta 2018), egresaron 4,523 profesionales de carreras específicas para el sector aeroespacial.
Hay que tomar en cuenta que el 85.4% de las exportaciones de la industria aeroespacial se envían a los países que conforman el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que ahora será T-MEC y un 10.3% con los países que integran el Tratado con la Unión Europea.
Es momento de aprovechar los acuerdos vigentes en materias como seguridad, manufacturas de defensa, aeronáuticas y aeroespaciales, tales como BASA, Wassenaar, Grupo Australia, MTCR y Grupo de Suministradores Nucleares, que México ha firmado, y convertir al país en un punto clave para el sector aeronáutico y aeroespacial.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.
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