Hace apenas un par de semanas, nos enteramos a través de los medios que han ocurrido otros dos accidentes aéreos más en escuelas de aviación en un lapso de menos de diez, uno de ellos en el aeródromo de Atizapán y otro en el aeropuerto de Monterrey.
Afortunadamente, no hubo muertes que lamentar, aunque en el segundo caso el instructor y la alumna a bordo resultaron con heridas y fracturas.
En los últimos años, en nuestro país se han registrado muchos accidentes aéreos que han involucrado pequeños aviones de instrucción. Desafortunadamente, en algunos casos hemos tenido que lamentar las pérdidas de vidas y tengo que decir que este tipo de incidentes y accidentes han aumentado de manera importante. Solo hay que revisar lo sucedido en los últimos meses para comprobarlo.
Llama la atención que cuando se registra un accidente de algún avión comercial, los supuestos "conocedores" se lanzan con sus "calificadas" opiniones y conclusiones mucho antes de que se tenga conocimiento de lo que tienen que decir los profesionales de la investigación de accidentes aéreos. Sin embargo, cuando se trata de un accidente en el contexto de instrucción aérea, por alguna extraña razón son pocos los que se atreven a opinar una vez que se enteran de la noticia. Adicionalmente, muy poco se vuelve a saber después sobre el incidente o de los resultados de la investigación que forzosamente debe llevarse a cabo por parte de las autoridades.
Es importante saber los detalles y conclusiones oficiales de cualquier accidente, sin tener que incurrir a buscar culpables, sino de conocer las causas probables de un incidente para que se tomen las medidas necesarias para lograr el mejoramiento de todo el proceso de instrucción y mantenimiento.
Prácticamente, no hay aeropuerto de cierta importancia o aeródromo estratégico en nuestro país donde no exista una escuela de vuelo. No obstante, ante el potencial del aumento de incidentes y accidentes durante las prácticas, hay que decir que algo está fallando y quizá bien valdría la pena que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) llevará a cabo una revisión de las escuelas. En su caso, se debería re-implementar urgentemente un riguroso programa de inspección a todas las academias de vuelo en nuestro territorio.
Lo anterior no quiere decir que todas las escuelas de pilotos están fallando en sus procesos, pero también es sabido que no todas cumplen con los requisitos necesarios para ofrecer una instrucción de tierra y de vuelo de calidad de acuerdo a los estándares internacionales. De igual forma, tampoco cumplen con su deber de garantizar la seguridad de sus alumnos, los cuales también recaen debajo las responsabilidades de las autoridades aeronáuticas de nuestro país.
Porque muchos lo hemos vivido de cerca, sabemos que hace falta una verdadera profesionalización de la instrucción en las escuelas de México. Es necesario llevar a cabo una revisión seria sobre el equipo, los instructores y los sistemas de adiestramiento y mantenimiento para evitar la expedición de permisos a las escuelas "patito", que de manera incomprensible han sido autorizadas por nuestra DGAC y operan aun cuando no cumplen los requisitos necesarios para operar de manera segura.
Por las razones anteriores, muchos jóvenes aspirantes toman cada año la decisión de realizar sus estudios en academias de vuelo en el extranjero, en donde los procesos y la inspección de cada adiestramiento de tierra y de vuelo cumplen con los estándares más rigurosos. Aunque desafortunadamente en su regreso a México, deben cumplir con un programa de convalidación de licencia con un alto costo y que además puede tomar meses, lo cual causa regocijo de las escuelas nacionales.
Y aquí cabe la pregunta:
¿A quién se le ocurrió y cuáles son sus razones para que en México sea necesario que nuestros jóvenes pilotos que estudian en el extranjero deban pasar un largo curso de vuelo, tierra y una interminable cadena burocrática de requisitos impuestos por las autoridades de su propio país de nacimiento, cuando vienen perfectamente certificados por escuelas y autoridades de otro estado contratante de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), como lo es México?
En fin, en nuestro país sigue habiendo mucho que hacer respecto al trabajo que hacen las escuelas de aviación y también el que desarrollan las autoridades para vigilar sus procesos y garantizar una instrucción de calidad y seguridad para la gran cantidad de pilotos que se inscriben cada año en las escuelas de aviación.
La futura generación de aviadores comerciales lo requiere urgentemente y nuestro México lo necesita para seguir construyendo una industria aérea exitosa y reconocida a nivel internacional.
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