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28/11/2024

B-737 “MAX”: el gran paradigma de la aviación comercial

Redacción A21 / Jueves, 31 Marzo 2022 - 19:28
Por Antonio R. Pineda

Tan exitoso como trágico se le puede denominar al legendario y conocido B-737, ese birreactor flechado en su evolutiva nombrado “MAX” donde el fabricante norteamericano jamás imaginó que tan avanzado modelo pusiera a la misma Boeing Factory en la más grave crisis empresarial derivada por el par de trágicos accidentes dejando marcada a la compañía por el modelo indiciado como todo un criminal del aire a pasar en la actualidad al más irónicamente seguro y moderno avión comercial de nuestra época.

La caída

Lanzado a la aviación comercial de pasajeros en mayo del 2017 y con casi 5 mil unidades vendidas el “MAX” tuvo que pasar en menos de dos años del éxito al inicio del episodio más trágico y lamentable de ese fabricante estadounidense cuando en octubre de 2018 el B-737 “MAX” 8 de Lion Air impactara el océano misteriosamente y tan solo 5 meses después en marzo del 2019 otro “MAX” 8 de Ethiopian Airlines se proyectara de manera atomizada hacia el terreno lo cual causó el asombro y gran preocupación al medio aéreo, ambos vuelos siniestrados acabados de despegar con la pérdida de 338 vidas humanas en total desatando así un verdadero infierno al experimentado fabricante dadas las connotaciones legales, comerciales y financieras que incluso lo estarían llevando a la quiebra en medio del gran desprestigio durante los más difíciles 20 meses en la historia de Boeing  y a tres años de la segunda tragedia Netflix saca una producción denominada “Downfall” (La caída) cuyo documental en su relatoría hace patente no solo el obscuro desempeño de Boeing  en su cuestionable proceso de certificación sino la conducta de opacidad tendenciosa en sus oscuros procesos de diseño, fabricación de productos en medio de la omisión y el ocultamiento, sin dejar de mostrar la crudeza hacia los deudos en juzgados, donde a la óptica del documental primero es el beneficio económico del fabricante y luego la seguridad en su perturbadora descriptiva. 

La vorágine legal

Y es que perder 338 vidas en latitudes africanas en un par de accidentes en un moderno avión prácticamente nuevo en menos de medio año francamente no es cosa menor y las investigaciones en medio de la extrañeza y la conmoción por las fatalidades en la furia y el dolor de deudos las autoridades no tardaron mucho en dar con el gran culpable, pues el análisis pericial de gran similitud de comportamiento de fatal desenlace en registros de ambos casos hizo evidente que se trató del “Sistema de Aumento de Características de Maniobras” (MCAS) cuyo diseño resultó no ser el más adecuado cosa que desataría el más feroz juicio en contra de Boeing, a quien le habrían llovido todo tipo de demandas e interposiciones de orden legal, sin embargo más allá de toda querella de consideración durante los juicios le fue muy difícil poder fincar responsabilidad directa por las muertes en saldo por ambos accidentes, pues en ese rubro existieron responsabilidades compartidas entre el fabricante, el operador y pilotos donde la Boeing inicialmente tuvo tres grandes excluyentes de responsabilidad siendo:

1.- Boeing se declaró ajeno a todo lo concerniente directamente a responsabilidad de pasajeros, donde incluso las leyes anti-monopolio la excluyen jurídicamente de éstos aun así fueron indemnizados por responsabilidad complementaria acordada.

2.- Técnicamente el MCAS en materia pericial resulta ser un sistema complementario en el control de vuelo, no así un sistema integral según la naturaleza mecánica de este.

3.- Boeing demostró plenamente en el juicio que el “MAX” voló cientos y cientos de horas de manera indemne antes, durante e incluso después de ambos accidentes.

Sin embargo, durante el desahogo de las ponencias todo el escrutinio de la ley se centró en el MCAS dada su condición de “gran culpable” donde no solo resultó con un diseño deficiente, sino que durante el proceso salieron a relucir todo una serie de vicios e insuficiencias que sumadas eran jurídicamente homicidas durante todo proceso de diseño y certificación de este sistema e incluso de otros componentes; por lo cual al CEO de Boeing, encarnado por Dennis Muilenberg, dados los precedentes que marcó durante el juicio se le logró encontrar responsabilidad objetiva a Boeing Factory por “Conspiración Criminal” en virtud que se le pudo determinar entre otros lo siguientes:

-        El MCAS tuvo menosprecio en todo momento por parte del fabricante, al grado de que éste no vertió información suficiente sobre este sistema a los pilotos iniciales, aduciendo que todo piloto proveniente de ese modelo en la versión “NG” no requería adiestramiento adicional para la capacidad de vuelo en la transición correspondiente cosa que resultó grave al influir de manera criminal en ambos accidentes.

-          El MCAS no tuvo un diseño acorde al principio de seguridad al estar conectado a un solo sensor de ángulo de ataque, vulnerando los sistemas de seguridad operativa de vuelo en control de mando con lo cual no cumplía el principio de “suplencia, no suplencia” en su diseño, según la norma internacional por falta de dualidad y falta de etapas limitantes de rangos excesivos.

-          Existió omisión y negligencia criminal durante diseño, desarrollo y certificación del MCAS al tener evidencia plena de la advertencia de que dicho sistema permitía dejar fuera de parámetros de balance a la aeronave de manera crítica, además en el modo de vuelo “no suplencia” de ese sistema la considerable presión dinámica sobre el estabilizador generada por la gran velocidad hacía difícil la manipulación manual el estabilizador horizontal (TRIM) por parte de los pilotos dejándolos indefensos.

-          Se pudo establecer pericialmente que la “fase de los 10 minutos” que el MCAS proveía de tiempo no era suficiente para las maniobras correctivas en parámetros extremos dada la insuficiencia operativa del sistema lo cual lo hacia un sistema prácticamente ingobernable a alta velocidad lo cual lo hacía letal por el exceso de desplazamiento del CG a manera oscilante que incluso causaba desorientación periférica a los tripulantes.

Lo anterior dejó en claro que el comportamiento inhibido del CEO durante las ponencias de defensa, presionado no solo por la materia procesal sino también por el Senado, deudos de las víctimas e incluso por Wall Street, contrastaba con la conducta desplegada del individuo que al interior de la factoría le caracterizaba por la avaricia y mezquindad de manera férrea y sórdida incidido en dolo y coacción a sus subalternos en el ocultamiento de datos no solo durante el proceso sino en todo aspecto adverso durante el desarrollo del modelo mientras este estuvo en funciones, pues el aseguramiento de la calidad en los procesos de fabricación resultaron tan deficientes a casi nulos, lo cual terminó por dar cabida a juicio bajo este contexto mismo que Boeing terminó por aceptar responsabilidad anticipada con un costo de 2 mil 500 millones de dólares en gastos, accesorios e indemnizaciones que derivó el juicio.

Como el Ave Fénix

Tras 20 meses no solo de martiriosos juicios, penas y culpabilidades sino de que también la Boeing tuvo que pasar por el ahora si minucioso proceso de certificación del avión plagado de modificaciones y mismo a quien se la habían detectado todo tipo de suertes adversas post-eventos, –donde la misma FAA tuvo participación de culpabilidad sin ser enjuiciada- y ahora un MCAS modificado, adosado a un software que aplica el principio de “suplencia semi-suplencia”, el cual no permite que el avión pierda balance aun a falta de manipulación manual o del sistema “autopilot” sin permitir que el MCAS deje en parámetros críticos al avión por desplazamientos del CG relativos, quedando solo a compensar en cualquier modalidad alimentado por datos duales de los sensores del avión, mismo que ha salido avante ante todo escrupuloso certificador de escrutinio de la autoridad aeronáutica en competencia en las diversas latitudes por tratarse de un modelo satanizado, indiciado y juzgado resurgiendo al aire como el “ave fénix” de sus propias cenizas; pues ahora resulta a la postre no solo el jet comercial más avanzado y seguro de un solo pasillo sino producto de ese oscuro episodio creado entre la opacidad marginal y la tecnología de punta norteamericana a precio de sangre africana.

“He sabido de perversidades, he sabido de magras confabulaciones que se maquinan en la oscuridad, he sabido de actos criminales, de actitudes tendenciosas que conllevan al embate de muchos para beneficio de pocos

y que sin embargo son ciertos.

-Elena Poniatovska-

[email protected]

 

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