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01/12/2024

Mi Vida como Hija de un Administrador Aeroportuario

Erándeni Calde… / Lunes, 17 Junio 2024 - 01:00

Desde muy pequeña, el aeropuerto ha sido mi segundo hogar. Mientras otros niños jugaban en parques y plazas, yo tuve la oportunidad de pasar horas en la terminal aérea, fascinada por el incesante ir y venir de personas, aviones y vehículos de servicio. Ser la hija de un administrador aeroportuario ha moldeado mi vida de maneras únicas e inolvidables.

Recuerdo cuando mi padre me llevaba a su oficina, donde podía observar el ajetreo de las operaciones desde las ventanas panorámicas. Veía a los pilotos y tripulaciones prepararse para sus vuelos, mientras los personales de las empresas de apoyo en tierra realizaban complejas actividades para asistir a las aeronaves y a los pasajeros. Ese mundo de actividad frenética me cautivaba, y mi padre siempre estaba ahí para explicarme cada detalle con paciencia.

A medida que crecía, comprendí la importancia del trabajo de mi padre. Él era la cabeza detrás de la dirección de las actividades aeroportuarias, era increíble todas las actividades que tenía liderar, coordinar y supervisar para el funcionamiento correcto del aeropuerto. Lo admiraba por su capacidad para mantener la calma en situaciones estresantes y tomar decisiones cruciales con rapidez y precisión.

Recuerdo las noches en las que mi padre tenía que quedarse hasta tarde en el aeropuerto para resolver imprevistos o coordinar operaciones especiales. A pesar de las largas horas de trabajo, siempre encontraba tiempo para mí. Me llevaba a recorrer las terminales, y me enseñaba los intrincados procesos que ocurrían detrás de escena, desde el manejo del equipaje hasta los procedimientos de seguridad, disfrutaba muchísimo de ir a las instalaciones donde se encontraba el servicio de extinción de incendios, me fascinaba aventarme por el tubo de bomberos.

Uno de los momentos más emocionantes era cuando llegaba a acompañar a mi padre a subir a la torre de control de tráfico aéreo. Desde esa altura privilegiada, podía ver a los aviones despegar y aterrizar, mientras los controladores coordinaban cada movimiento con precisión milimétrica. Era como presenciar una danza aérea con una coreografía perfecta.

A medida que crecía, desarrollé un profundo respeto por la industria aeronáutica y todos los profesionales que la hacen posible. Veía a mi padre interactuar con toda la comunidad aeroportuaria, pilotos, ingenieros, autoridades aeronáuticas, personal de aerolíneas, agentes de rampa y personal de seguridad, y comprendí que cada uno desempeñaba un papel importantísimo en el éxito de las operaciones.

Hoy quisiera rendir un homenaje especial a todos los hombres que dedican su vida al fascinante mundo de la aviación y los aeropuertos. Estos padres desempeñan un papel crucial en la industria que nos permite viajar por los aires y conectar con personas y lugares lejanos.

Y hoy quisiera mencionar al personal que hace posible que la industria vuele y con los que pude ver y conocer a lo largo de mi niñez:

Los pilotos, esos héroes del cielo, son padres que se ausentan de casa para llevar a cabo sus misiones de vuelo. Ellos sacrifican momentos familiares y fechas importantes para asegurar que miles de pasajeros lleguen a su destino de manera segura y puntual. Estos padres comparten una pasión por la aviación que inculcan en sus hijos, inspirándolos a alcanzar grandes alturas.

Los ingenieros aeronáuticos, esos cerebros detrás de las maravillas tecnológicas, son padres que dedican largas horas a diseñar y mantener las aeronaves que surcan los cielos. Su minucioso trabajo y atención al detalle garantizan que nuestros viajes sean seguros y confiables. Estos padres enseñan a sus hijos el valor del conocimiento y la perseverancia.

Los controladores de tráfico aéreo, los guardianes invisibles del espacio aéreo, son padres que asumen la enorme responsabilidad de coordinar el flujo de aviones con precisión y eficiencia. Su concentración y toma de decisiones rápidas permiten que millones de personas lleguen a su destino sin contratiempos. Estos padres inculcan en sus hijos la importancia de la disciplina y la calma bajo presión.

Todo el personal que realiza alguna función específica en los aeropuertos, esos incansables profesionales detrás de escena, son padres que velan por el funcionamiento fluido de las instalaciones aeroportuarias. Desde el personal de tierra, despachadores de vuelo, personal de handling, que carga y descarga equipaje hasta los agentes de rampa que guían a los aviones, estos padres son los engranajes esenciales que mantienen en movimiento a la industria. Ellos enseñan a sus hijos el valor del trabajo duro y el compromiso.

Al Personal de aerolíneas, la vida en las aerolíneas exige una gran adaptabilidad y flexibilidad, tanto en el ámbito laboral como en el familiar. Los horarios de vuelo pueden cambiar repentinamente, y los padres deben estar preparados para ajustar sus planes y responsabilidades en consecuencia. Esta flexibilidad también se extiende a la vida familiar, donde los hijos aprenden a adaptarse a los horarios cambiantes de sus padres y a valorar cada momento que comparten juntos.

Con motivo de la celebración que recientemente hemos tenido con motivo del día del Padre, queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a todos los padres de la industria aérea y aeroportuaria. Su dedicación y sacrificios permiten que millones de personas vuelen de manera segura y eficiente, conectando familias, forjando lazos y abriendo nuevos horizontes.

A estos héroes del aire y de la tierra, les deseamos que hayan pasado un muy feliz Día del Padre. Que su amor por la aviación y su compromiso con sus familias sean fuentes inagotables de inspiración y orgullo. Gracias por hacer del cielo un lugar más accesible y por enseñar a sus hijos el valor del trabajo duro y la perseverancia.

Hoy, muchos años después, miro hacia atrás y me siento agradecida por haber crecido en un entorno tan fascinante. Mi padre el Arq. Mario Calderón, me enseñó el valor del trabajo duro, la dedicación y la atención al detalle. Gracias a él, desarrollé una pasión por la aviación y un profundo respeto por quienes trabajan incansablemente para mantener a millones de personas en movimiento.

Ser la hija de un administrador aeroportuario ha sido una aventura emocionante y enriquecedora. Cada vez que vuelo, recuerdo los sacrificios y el compromiso de mi padre y de tantos otros profesionales de la industria. Y cada vez que aterrizo, siento una conexión especial con ese lugar que alguna vez fue mi patio de juegos: el aeropuerto.

 

Hasta el próximo vuelo.

 

Erándeni Calderón.

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