Desde el inicio del año la industria del transporte aéreo empezó a reportar percances (desde incidentes leves hasta un accidente). El 2 de enero nos sorprendió el accidente del Airbus 350 de Japan Airlines al aterrizar en Haneda. De ahí se suscitaron una serie de incidentes, varios involucran a aeronaves Boeing, pero no solamente.
Estas y otras incidencias que hemos visto en los últimos tiempos, que involucran la seguridad de las operaciones aéreas, están causando incertidumbre sobre la confiabilidad del transporte aéreo. La pregunta de fondo es: ¿Se han multiplicado los incidentes y/o accidentes en los últimos tiempos, muy por encima de lo normal? ¿Está en duda la seguridad? No exactamente.
En la lista de enero tenemos el accidente del Airbus 350-900 de Japan Airlines que, al aterrizar en Haneda, colisionó con un DHC (De Havilland Canada Dash) 8 de la guardia costera japonesa. Todos los pasajeros del A350 fueron desalojados, desgraciadamente 5 de los 6 ocupantes del DHC 8 perdieron la vida. El 11 de enero, en otro aeropuerto de Japón, un Boeing 737 de All Nippon Airways (ANA), sufrió un incidente al fracturarse un parabrisas, afortunadamente sin consecuencias. El ala de otro aparato de ANA, un Boeing 777, golpeó la parte trasera de un B-717 de Delta en el O’Hare de Chicago. Un Airbus A 330 de Korean Air impactó en tierra con otra aeronave, perteneciente a Cathay Pacific, en el aeropuerto de Chitose de Japón.
El más sonado de los incidentes involucró a un Boeing 737-MAX 9, cuya puerta de emergencia clausurada se desprendió en pleno ascenso, lo que motivó que la Administración Federal de los Estados Unidos (FAA) bajara de vuelo los 177 equipos de este modelo en el mundo. Días después, el secretario de Estado de EU, Antony Blinken, se vio obligado a cambiar de avión tras detectarse una fuga de oxígeno en el Boeing 737 modificado de uso militar, que lo llevaría a su país desde Suiza.
Asimismo, un Boeing 747 carguero, de Atlas Air, tuvo que aterrizar de emergencia en Miami cuando uno de sus cuatro motores se incendió. La semana pasada también, otro DHC 8, esta vez de Ethiopian Air, sufrió una excursión de pista (se patinó por exceso de hielo en la pista) en el aeropuerto de Mekele. El domingo pasado una aeronave Airbus 350 de Air France tuvo un impacto del empenaje contra la pista en el aeropuerto de Toronto, durante una ida al aire.
Demasiados incidentes y/o demasiados medios reportándolos. El hecho que es que se ha creado un clima de duda. Sobre ello hay que decir que, si bien no son buenas noticias, en la mayoría de los casos seguir los procedimientos ha permitido que los pasajeros salgan ilesos y que en cierto modo, esto es una crisis de exceso de demanda.
Hay una especie de cuello de botella que está presionando a las armadoras para entregar aviones, en medio de problemas en la cadena de suministro, lo que puede provocar que los controles de calidad se relajen. Además, la recuperación de las operaciones, después de haber vivido la pandemia con despidos de personal calificado, puede estar presionando también los controles operativos por personal novato. Crisis de crecimiento, “happy problems”, pero es un llamado de atención. Alertas. E-mail: [email protected]
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