Las decisiones que recientemente se han tomado en cuanto a la distribución de tráficos en los aeropuertos, sus capacidades y los vuelos que podrán operar en cada uno, muestran a las claras la divergencia que hay entre las tres autoridades que rigen hoy en día a la aviación mexicana.
El recorte de slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), hecho con el machete de la visión castrense de las disposiciones inapelables, es una más de estas divergencias, porque cualquier técnico versado en aviación civil sabe que el transporte aéreo comercial se rige por las leyes del mercado y que una directriz técnica es sólo una guía, que en la operación práctica cotidiana debe tener cierta flexibilidad porque imponer criterios a rajatabla, lo único que provoca es que los pasajeros sufran las graves consecuencias de la rigidez.
Esto está complicando cada día más a la ya de por sí maltratada industria aérea nacional. El recorte en el término de un año de 61 a 43 operaciones por hora en el AICM, con el pretexto técnico de la saturación de los espacios terrestres en edificios terminales, ha sido cuestionada por los especialistas debido a que la metodología empleada no coincide con los resultados obtenidos y que pretenden justificar la decisión para, en realidad, promover la migración de vuelos al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Más allá de que estas presiones muestran que el AIFA no está logrando las metas que, en un exceso de optimismo o por error, se establecieron demasiado altas para un aeropuerto complementario que está naciendo, también es importante que los encargados de las decisiones (aunque sean tres secretarías distintas) se den a la tarea de subsanar el verdadero problema que subyace en los aparentes magros resultados del AIFA.
Como se ha podido ver muy claramente, no faltan vuelos en ese aeropuerto, lo que faltan son pasajeros. Hay un promedio de 9 vuelos diarios, pero muchos de ellos no alcanzan ni un 50% de Factor de Ocupación, lo que los hace ruinosos para las empresas aéreas que los operan. Recuérdese que dichas empresas son privadas y viven de sus ingresos, no de subsidios.
Pese a todo, en los siguientes 4 meses se estarán abriendo varios vuelos nuevos, ya que no se tendrán slots en el AICM. Sin embargo, por lo ya comentado anteriormente, el problema no son los vuelos, es la falta de pasajeros.
Y es que tanto en este caso como en el futuro Tulum que quiere inaugurarse en unos meses más, se ha pensado en todo dentro del perímetro del aeropuerto, pero no en el acceso rápido, expedito y a precios razonables, de los pasajeros. Se les considera tropa, no clientes, de ahí que no se haya pensado en atraerlos sino en gestionar lo que se da por sentado que llegará casi por orden superior.
He aquí una de las diferencias entre los códigos civiles y militares en la aviación. Si quieren que haya pasajeros, trabajen en los accesos seguros y eficientes. Lo contrario encarecerá más el transporte aéreo.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]
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