En un momento en que muchos ciudadanos miran con preocupación el futuro de México, conviene echar una mirada al otro México que se está gestando, de alguna manera, en los estados, los clusters aeronáuticos, las Universidades, los Centros de Desarrollo y las posibilidades de inversión en todo el sector aeroespacial. No es ignorar el presente, sino apelar al futuro y contiagar a quienes hoy ven con desilusión el presente y no observan posibilidades hacia adelante.
La industria aeroespacial mexicana ha crecido como casi ningún sector industrial del país, salvo aquellos que en algún momento fueron impulsados desde el gobierno en años ya idos. Por ejemplo, el sector automotriz, que fue impulsado desde lo que fue la Secretaría de Industria y Comercio, después Secofi, después simplemente Economía. Hubo apoyos, subsidios, tratados comerciales, decretos en favor de capitalizar el sector y acoger inversiones extranjeras. Y eso funcionó.
No fue, desde luego el único, pero es un buen ejemplo de lo que una política industrial bien llevada puede hacer, ya que México se convirtió en un receptor de inversiones, un productor y exportador de autos y camiones, lo que nos ha dado divisas, empleos, crecimiento económico y experiencia.
A diferencia de éste, el sector aeroespacial no ha tenido ni políticas públicas especiales ni apoyos ni decretos y apenas unas menciones aisladas en los informes presidenciales, si acaso se acuerdan de él. Pero su crecimiento se ha dado de manera ordena y eficiente. Durante las dos décadas de este siglo, exceptuando la pandemia, su crecimiento ha sido de doble dígito y cuando uno se topa con las nuevas empresas instaladas, los proveedores, los nuevos inventos, las capacidades de los estudiantes y emprendedores del sector, no podemos más que sorprendernos de la creatividad de nuestros ingenieros, de la tenacidad de nuestros empresarios, de la confianza de los inversionistas y del olfato de los gobiernos estatales que han podido entender la importancia del sector.
Además, la capacidad que han tenido las Universidades y algunos centros de desarrollo para impulsar la creatividad de los estudiantes e investigadores, puede llegar hasta el asombro, al ver proyectos como las constelaciones de nanosatélites que han podido sustituir con éxito los satélites propiedad de los grandes consorcios y hoy compiten con estos pequeños artefactos que se encadenan exitosamente, lo mismo para dar servicios de telecomunicaciones que para estudiar la corteza terrestre, encontrar yacimientos de litio, agua, analizar campos, etc.
Y aquí han jugado un papel estelar las empresas constituidas en la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial, que hoy realiza su asamblea anual en el puerto de Mazatlán y celebra su XV aniversario. Los frutos que hoy vemos se muestran en diversos foros que organiza el sector, así como en la Feria Aeronáutica Mexicana, que organiza la Fuerza Aérea, y que hoy dirige el general Javier Sandoval, además de los que promueve la Agencia Espacial Mexicana, son algunos de los grandes logros que podemos presumir como país. Pero los retos son muchos y las oportunidades no se diga, una de ellas el nearshoring. Ojalá estemos a la altura.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]
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