Pese a que ómicron se vé casi como una bendición para que contemos con una especie de “vacuna natural” del Covid atenuado, la alta incidencia de contagios y el hecho de que en realidad nadie podría garantizar que éste será el último coletazo, la industria del transporte aéreo volvió a sufrir un serio revés cuyos efectos aún no son medibles, pero sí representan un enorme bache en el camino de la recuperación.
A los efectos que tuvo en la semana de Navidad en Estados Unidos y Europa, ahora se suma los que estamos experimentando en México debido, sobre todo, a que muchos tripulantes resultaron positivo en las pruebas que se les practicaron, lo que implicó una cascada de cancelaciones y demoras que, aunque con diversos grados de acuerdo a la estructura operativa de cada aerolínea, afectaron en lo general a la aviación mexicana.
Aunque todas las empresas cancelaron y/o demoraron vuelos, la que tuvo más afectaciones fue, sin duda, Aeroméxico. Esto se debe a muchos factores, pero uno muy importante es la estructura operativa de esta empresa, frente a la que tienen sus competidores en el país.
Y es que una de las principales diferencias entre las aerolíneas tradicionales y las de bajo costo tiene que ver con sus flotas y sus rutas. Normalmente, y es el caso de Volaris y de Viva Aerobús -y Aeromar comparte algunas características-, estas empresas tienen flotas de un solo tipo de avión, lo que hace que pueda hacer uso de sus equipo y de sus tripulaciones indistintamente, lo cual les otorga mucha más flexibilidad.
Por ejemplo, si alguna de ellas tiene un vuelo a Dallas o a Miami y otro vuelo a Monterrey, si la tripulación del Miami fallara por enfermedad, la empresa puede solicitar a su tripulación de Monterrey que realice el vuelo a Miami y el de Monterrey se cancela para consolidar el pasaje en el siguiente vuelo a ese destino, tomando en cuenta que hay varios.
Esta versatilidad no la tienen empresas como Aeroméxico, Latam o Avianca (precisamente las tres “legacy” que están queriendo salir del Chapter 11 en la Corte de Quiebras de Nueva York). Como empresas tradicionales que son, suelen tener una flota diversificada que cubre diversos destinos en lugares muy dispares: América, Europa, Asia… pero como empresas de una región que no tiene tantos recursos ni políticas de Estado que las sustenten, sus vuelos a esos destinos son pocos, así es que carecen de la flexibilidad que les da un solo tipo de avión o la recurrencia de vuelos a destinos lejanos.
Por ejemplo, hubo un vuelo a Seúl donde la tripulación de Aeroméxico llegó contagiada del ómicron y sin tripulación de refresco. Este fue el extremo, ya que ese país en lo particular ha sido más estricto con las cuarentenas, pero también ocurrió en otras rutas internacionales.
Justamente por estos protocolos, es que Aeroméxico ha sido particularmente estricto en la detección del virus en sus tripulaciones, de modo que los contagios se han detectado en entre el 10% y el 12% de sus tripulantes (1,700 pilotos y 2,600 sobrecargos). Todo ello derivó en la cancelación de más de 300 vuelos entre el 5 y el 10 de enero con diversas afectaciones para pasajeros y empresa.
E-mail: [email protected]
Facebook comments