Aunque ya estaba “cantado” que la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) iba a degradar a México a la Categoría 2 de las naciones cuyo sistema tiene fallos en la supervisión de seguridad, la noticia cayó mal y la industria en pleno decidió apoyar a nuestra Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) para que, en el más breve plazo, se recupere la Categoría 1.
Aunque se dice que en las últimas semanas la SCT se abocó a resolver las observaciones que hicieron los auditores, esto no bastó para que la FAA eximiera a nuestro país de pasar por la Categoría 2, de la cual podría salir en un plazo mínimo de 3 meses, aunque el máximo no tiene límite. Sin embargo, se espera que no pasen 6 meses sin lograr esta recuperación.
No obstante, es evidente que la solución no puede -no debe- ser temporal. Apresurar los recursos, contrataciones, programas de capacitación y cambios normativos para salir del paso, como ocurrió en el 2010, no servirá de mucho.
Es indispensable que el asunto se tome verdaderamente en serio y para ello es crucial que otras dependencias, como la Secretaría de Hacienda, comprendan que la AFAC es el eje rector del sector y requiere un presupuesto suficiente, ya que por mucho dinero que se le asigne a dependencias como Seneam, la Sedena, el Sistema Aeroportuario Metropolitano y demás, éstas no lograrán nada si no se asienta en un sistema funcional que garantice la seguridad operacional.
De hecho, esta auditoría de la FAA sólo revisa el cumplimiento de 3 de los 19 anexos de Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Más adelante vendrá la auditoría de la propia OACI, que debe revisar si el sistema supervisa adecuadamente los 19 anexos y aunque OACI no tiene asignadas categorías por país, es evidente que hará recomendaciones fuertes si es que encuentra fallas en el sistema.
Por esta razón, es muy importante que se retome la idea de concertar con las aerolíneas, gremios, asociaciones y los diversos actores de la industria, una política de Estado que se perfile para los siguientes años, con recursos, normatividad, planes concretos y el tan solicitado servicio civil de carrera. Esta es una muy añeja solicitud de la industria que no se ha llegado a atender por falta de voluntad política, pero es obvio que su ausencia reduce nuestras posibilidades de competir y nos sitúa en niveles de vulnerabilidad tan graves como esta degradación a Categoría 2.
Ni siquiera es necesario que se hagan grandes esfuerzos presupuestales para atender lo que la AFAC requiere: con los propios ingresos que generan sus servicios prestados podría atender todos los requerimientos, cumplir con los estándares, modernizar sus equipos y aún crecer. La mala costumbre de recaudar los derechos y aprovechamientos que generan las dependencias públicas, para después asignarles como presupuesto una pequeña parte de los ingresos, es una práctica que debería desterrarse ya que las pone en desventaja.
Más que buscar culpables o razones de esta degradación, sería muy útil encontrar la forma de salir de ella de la mejor manera y de asegurarse que nunca vuelva a suceder. Este sería el mejor legado de esta administración y ojalá se entienda de este modo. Sin duda que tenemos todo para ello. E-mail: [email protected]m
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