El panorama que se ve actualmente y en el corto plazo para la aviación a todos los niveles (global, regional y nacional) podría compararse con el que se tenía en los años 80, es decir, hace unos 40 años. Revisando las rutas y el nivel operativo que hoy tienen las aerolíneas, muestra que -una vez que paulatinamente se decida ir escalonando el regreso- las cosas serán más complicadas de lo que parecen. El recorte de rutas y el retiro de flotas está obligando a repensar con más calma cuál será el recorrido que seguirá la aviación comercial para reintegrarse a una maltrecha economía que tampoco sabe cómo irá recuperando un ritmo que muchos auguran no sólo será lento sino incierto.
Como en el famoso film de los 80, pareciera que las aerolíneas se encuentran de pronto en un escenario raquítico, donde no saben bien a bien cómo ubicarse, ni cómo pasar del 20% promedio actual a una recuperación progresiva para regresar a los niveles de diciembre pasado. Y también urge alguna señal certera de que la industria seguirá creciendo, porque no faltan las voces trasnochadas que ya hablan de limitar e incluso de prohibir ciertos vuelos y frecuencias.
Hay por ahí una propuesta de unos holandeses y alemanes que sugieren la ruta del “decrecimiento” para que se eliminen todas las distorsiones tanto económicas como ambientales. Según estos creativos, instalados en el primer mundo, que gozan de todas las comodidades y han recibido educación, servicios de salud, bienestar y demás, de lo que se trataría es de inhibir el crecimiento económico para ya no contaminar y prohibir una serie de actividades para que no haya dispendios. O sea: que se haga la voluntad de Dios en los bueyes (tercermundistas) de mi compadre.
Como ellos ya están instalados en la comodidad no ven la necesidad de que las grandes masas de los países más pobres alcancen niveles de bienestar a través del crecimiento económico (no hay otra forma). Y esto incluye que la aviación se limite y más bien se inhiba, lo cual provocaría que actividades como el turismo, el comercio y los negocios se quedaran como en los años 80. No cabe duda que la imaginación es la loca de la casa, como diría Teresa de Avila.
Lo que necesitamos es exactamente lo contrario, necesitamos volver al futuro e incluso, ir más allá de lo que se tenía proyectado para este año en materia de sustentabilidad. Sin duda la tecnología nos ha resultado muy útil y tiene que ser aún más proveyéndonos de combustibles limpios (aviones eléctricos, por ejemplo); motores más eficientes; ambientes sanitizados en los aeropuertos y en los aviones; indumentarias preventivas para los viajeros y las mercancías; herramientas confiables y rápidas para detectar personas con enfermedades contagiosas y nuevas maneras de abordar los problemas sanitarios globales.
Lo contrario es condenar a las próximas generaciones a vivir sin oportunidades y sin esperanzas. Y lo que necesitamos es crecer en libertad con un sentido social para que los beneficios lleguen a todos los sectores.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto. E-mail: [email protected]
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