No cabe duda que las aerolíneas de bajo costo llegaron para revolucionar el transporte aéreo. Han hecho crecer mercados y puesto al alcance de grandes núcleos de población los viajes en avión. Pero esto tiene una historia y una serie de razones que no podemos soslayar: el bajo costo nace y crece al amparo de los excedentes de la aviación tradicional y en ese sentido, hay varios puntos en los que este tipo de transporte debe hacer ahora su aportación, innovando e invirtiendo para que siga siendo una alternativa segura y eficiente.
El modelo creció aprovechando los excedentes que había creado la aviación tradicional. Southwest, la primera bajo costera del mundo, aprovechó los aeropuertos antiguos, que habían dejado de ser alternativa para las grandes transportadoras, por cuya razón eran más baratos para quienes quisieran operar ahí. Además, pudo crecer utilizando los huecos que los grandes hubs habían dejado descubiertos.
Cuando el modelo llegó a México, las aerolíneas que nacieron bajo su égida usaron el aeropuerto de Toluca, una infraestructura no utilizada y a la cual se le invirtieron más de 250 millones de dólares para equiparla como Categoría III y hacerla eficiente. Incluso, durante tres años se otorgaron subsidios a la operación y a la autopista, para hacerlo atractivo y llegó a manejar casi 4 millones de pasajeros por año hasta que el cierre de Mexicana de Aviación les abrió la oportunidad de utilizar el AICM.
Y no es ningún secreto que las líneas de bajo costo aprovecharon todos los recursos que Mexicana de Aviación y otras aerolíneas les pudieron proveer para afianzarse: desde tripulaciones ya entrenadas, ejecutivos, directivos, personal de tierra, rutas, slots, etc., hasta procedimientos probados, estaciones en diversos aeropuertos en México y el extranjero, oficinas de ventas, mercados ya maduros y demás.
Esto -desde luego- no es malo, al contrario, pero no es posible ignorar que este excedente les dio a las líneas de bajo costo una solidez que, de otra suerte, les hubiera costado muchos años alcanzar. En ese sentido, son deudoras de una historia y de un importante bagaje que se hizo con recursos privados pero también del Estado y de los gremios que conformaron en su momento al personal capacitado.
Hoy en día, sin embargo, algunas de estas empresas comienzan a ver que aquellos recursos no eran inagotables. Empiezan a jubilarse o a irse a otras empresas que pagan mejor, pilotos y sobrecargos entrenados en México y que nutrieron con su experiencia y profesionalismo a las low cost y permitieron dar precios más bajos, gracias a contratos más blandos y a los mercados ya abiertos que sólo necesitaban que se cubriera la demanda que ya se había construido.
Los problemas que están viviendo empresas como Interjet y Viva, las cuales han perdido personal y contratado nuevos sobrecargos sin dotarlos rápidamente de competencias suficientes, son resultado de este fenómeno. Descremaron el mercado laboral y hoy tienen que asumir el costo, en dinero y en tiempo, de formar nuevos cuadros. Mientras ello ocurre, es indispensable que cuiden a sus mejores empleados, las jornadas y los salarios son elementos que tienen que administrarse con base en las mejores prácticas de la industria. Bemoles del bajo costo.
Lo oí en 123.45: Feliz año 2020… ¿Y Mexicana? E-mail: [email protected]
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