Después del anuncio de la cancelación del proyecto Texcoco y el inicio del de Santa Lucía, poco es lo se ha añadido desde el punto de vista técnico. Aunque la vertiente política del tema es de suma importancia, la factibilidad técnica es primordial pues de ella depende la viabilidad física, financiera y social de la propuesta.
De ahí que sea tan importante que –fuera de las posturas mediáticas de justificación- los encargados de ese proyecto empiecen a preocuparse por lo que sí importa, que es la validación de los procedimientos de compatibilidad en el espacio aéreo de los tres aeropuertos en cuestión, a saber: Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Toluca (TLC) y Santa Lucía (SLM).
La impulsiva declaración del ingeniero Rioboó respecto a Mitre sirve para efectos propagandísticos tipo la consulta, pero no para realizar de verdad un proyecto que tenga solidez técnica.
Ni siquiera el documento que la subsidiaria de Airbus, NatBlue, envió a las volandas el último día antes de la consulta, tiene un valor suficiente, habida cuenta que en su propia estructura acepta que hacen falta estudios serios al respecto y que la información recibida proviene de fuentes como flightradar, entre otras, una aplicación de Smartphone que desde luego no puede formar parte de un análisis de carácter técnico.
Es indispensable que, una vez iniciado el nuevo gobierno, los funcionarios a cargo se tomen muy en serio su papel de autoridad. Eso incluye ceñirse al marco legal e institucional que debe regir a nuestra actividad de transporte aéreo. Se puede estar o no a favor de Mitre como un asesor técnico (que, dicho sea de paso, tomará en cuenta los datos duros que se le hagan llegar en caso que se requiera su dictamen) pero lo que no se puede obviar de ninguna manera es la autorización de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para que un aeródromo o aeropuerto se inscriba en su registro, para lo cual debe estar fundado en los requerimientos de esta agencia internacional en su anexo 14, signado por nuestro país.
Y si la empresa que haga el estudio es europea o estadounidense, es lo de menos, aunque no debemos dejar pasar que Mitre tiene ascendente sobre la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos y sus recomendaciones son atendidas por las empresas que operan en el espacio aéreo de ese país.
Es decir, más allá de lo mediático, ahora sí deberán ponerse a trabajar en lo práctico y apoyarse en criterios técnicos. Y algo indispensable es comprender que un aeropuerto no son sólo pistas, que lo que sea que se gaste en SLM deberá justificarse en el largo plazo porque, aunque ya para cuando se requiera la capacidad completa es probable que esta discusión pertenezca al pasado, la viabilidad técnica estará expuesta al escrutinio público. ¿O no?
Por cierto, a Felipe Calderón le ha llegado su hora. Perdieron el poder y perdieron el partido. Entre otras cosas por su pésima actuación en el caso Mexicana.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto. E-mail: [email protected]; twitter: @charoaviles
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