El siglo XXI inició con fuertes sacudidas para el transporte aéreo mundial. Del 9/11 a la influenza y a la crisis del súper precio del combustible; de la emergencia del bajo costo a la inmersión en las nuevas tecnologías, los primeros diez años de este siglo fueron una verdadera “montaña rusa”, donde desaparecieron algunas de las más emblemáticas aerolíneas y emergieron nuevos modelos que se han ido consolidando.
Los años recientes, sin embargo, han sido de crecimiento con estabilidad, de rentabilidades como nunca se han conocido en el pasado, de consolidación de alianzas y de índices de seguridad cada vez mejores.
Durante los últimos tres años en particular, el precio del crudo se ha mantenido en niveles bastante manejables y las ganancias de las principales aerolíneas parecían de lo más estable.
Pero este panorama no parece que durará para siempre y hay algunos signos de que las cosas podrían volver a la turbulencia, a pesar de que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) habla de crecimientos récord en número de pasajeros y factor de ocupación en julio pasado.
Y es que hay una cuasi explosión de nuevas y mejores oportunidades para todos los viajeros. Como nunca, millones de personas tienen ahora la oportunidad de viajar en avión en aerolíneas para todos los segmentos. Las nuevas propuestas de bajo costo y largo alcance harán que el número de viajeros crezca aún más, pero eso no significa necesariamente más ganancias.
Y es que hay algunos factores que están incidiendo negativamente en los mercados del transporte aéreo y que deberán de tomarse en cuenta en los siguientes meses para no hacer pronósticos demasiado optimistas.
De acuerdo con los reportes de especialistas como la AirlinesForAmerica (A4A), las ganancias antes de impuestos de nueve aerolíneas estadunidenses disminuyeron casi 24 por ciento en el primer trimestre de este año, en comparación con el primer cuarto del 2016. Esto se debe al aumento de costos operativos que incluyen desde combustible y salarios hasta el propio mantenimiento, que en conjunto aumentaron 9.1 por ciento, mientras que las ganancias sólo crecieron 4.2 por ciento.
Por supuesto que esto se refleja en los mercados de valores: el índice de S&P de las cinco mayores aerolíneas de los Estados Unidos cayó 7.5 por ciento en agosto y uno de los factores a los que se atribuye este descalabro es al reinicio de la guerra de tarifas que parecía desterrado.
Otro de los factores en juego ha sido el incremento moderado, pero sostenido de los combustibles. No ha llegado aún el momento en que los biocombustibles se conviertan en una alternativa y es probable que esto tarde mucho tiempo, porque sólo cuando el precio del crudo se va al cielo es que las inversiones para desarrollar estas alternativas tienen presión para fluir con rapidez.
Otro de los elementos que juega en estas ecuaciones son las contingencias, como la del huracán Harvey que tuvo un impacto directo en el suministro de turbosina, pero también provocó cancelaciones de vuelos. Aún es pronto para saber el impacto de los huracanes Irma, Katia y José, pero sin duda serán una fuerte sacudida para el sector transporte aéreo y también la destrucción de infraestructura aeroportuaria.
En fin, que el transporte aéreo siempre está sujeto a contingencias y aunque el panorama es bueno en lo general, pues se vislumbra crecimiento, las formas como éste se dará traerán sorpresas tanto para operadores de aerolíneas como para armadoras de aviones, desarrolladores de infraestructura y –ojalá- para quienes suministran combustible. Ya lo reseñaremos.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
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