Recientemente hemos sido testigos de algunos escándalos ligados a la sobreventa de pasajes de avión. El caso más sonado fue el de la aerolínea United, uno de cuyos pasajeros, el Dr. David Dao, fue arrancado de su asiento por agentes de seguridad del aeropuerto de Chicago, una vez que se negó a abandonar el avión al serle requerido su asiento.
No es el único caso. Poco después se mostraron en redes sociales escenas similares en Delta y American Airlines, lo que evidencia que la sobreventa de boletos de avión no es, ni mucho menos, una práctica ajena al modelo de negocios del transporte aéreo comercial. Sucede en todas las aerolíneas y forma parte de la normalidad del sector.
La lógica de la sobreventa es simple. Estadísticamente hay una cantidad de pasajeros –que ronda el 10 por ciento- que suele no presentarse a su vuelo, a pesar de tener boleto comprado en itinerario específico. Estos pasajeros suelen reprogramar el vuelo al que no acudieron (que se conoce como “no-show”) y utilizar sus derechos en vuelos subsiguientes, por lo regular sin costo o con un costo mínimo.
Cuando existe una demanda alta, las aerolíneas suelen tomar en cuenta este porcentaje estadístico para aprovechar esos asientos. En lugar de que se queden vacíos, habrá un grupo de pasajeros que los ocupen y de esta forma se garantiza que el vuelo vaya con el mayor porcentaje de ocupación deseable. Así no hay pérdidas y el costo del vuelo se distribuye entre todos los pasajeros presentes, de modo que –en un promedio ponderado- sale lo más barato posible para todos.
Si esos asientos, que normalmente no se llegan a ocupar, se dejaran vacíos, el costo total del vuelo se distribuiría entre menos pasajeros y a la larga esto implica tarifas más altas en promedio para pagar los costos.
Así pues, la sobreventa (overbooking) es una práctica normal que forma parte del modelo de negocios de las aerolíneas, pero que en los tiempos recientes –muy influidos por la discusión acerca de los derechos de los pasajeros- ha sido puesta en el banquillo de los acusados.
Después del “affaire” de United, que culminó con el desplome de sus acciones y el anuncio de que su CEO dimitirá en los próximos meses- el asunto saltó al Congreso de los Estados Unidos, donde el Comité de Transporte de la Cámara de Representantes, sostuvo audiencias con figuras prominentes de la industria para dilucidar si conviene o no mantener las prácticas de sobreventa a expensas del bienestar de los pasajeros.
Aunque el tema dista mucho de tener solución, la aerolínea Southwest anunció que derogará la sobreventa pues sus nuevos sistemas de reservaciones le permiten predecir con exactitud si sus pasajeros abordarán o no los vuelos.
Este será, sin duda, un hito en el negocio de la transportación aérea. La tecnología ha logrado allanar muchos problemas que en el pasado parecían irresolubles para las aerolíneas y sin duda podrá ser el remedio en este caso. Sin duda que el negocio seguirá en reestructura y –como siempre- seguirá sorprendiéndonos, cara a los pronósticos de crecimiento en los próximos años.
Por lo pronto, en México, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) expresó su desacuerdo con la decisión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de habilitar un organismo autónomo que regule el uso de los slots en aeropuertos saturados, de acuerdo a los lineamientos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). Por lo visto, no hay forma de darle gusto a Cofece, a pesar de que ésta era su recomendación.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: [email protected]; twitter: @charoaviles
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